Destartarización

El sábado pasado nos fuimos a dejar a nuestro perrito para que hagan la destartarización (no me mires así que no tengo la culpa del nombrecito, se refiere a la limpieza dental canina, misma limpieza dental humana…, mejor). Requería anestesia general, ese era el origen de nuestro temor, imagínate, el nuestro es un perro de 10 años de edad al que jamás se le habían limpiado los dientes (me acuso, mea culpa, por mi culpa por mi culpa) dada su edad y las circunstancias(aclaro, las nuestras) nos moríamos del miedo pues. El miércoles antes del procedimiento el dr. Costa lo había revisado. Corazón, perfecto, pulmoncitos en buen estado, estomaguito lleno de gases (claro si el pobre no había comido ni una miserable galletita perruna y lo estaban chequeando luego de pasar por un baño y pelada a rape, ¡ah! Ahora caigo que olvidé decirles que mi perro es un pekinés, imaginen un pekinés rapado…pues es igualito a un pug, ¿no saben qué es un pug? Piña, busquen en google (jiji). Bueno el asunto es que el perro se encontraba bien de salud como para hacer la intentona de destartarizar. El riesgo era el siguiente, que durante el procedimiento se encontrara que el sarro hubiera ingresado de tal modo a las encías que hubiera separado los dientes al punto de que se pudieran caer luego; caries, caries y más caries dado el tiempo que al pobre jamás se le limpiaron los dientes (¡ay! Yo me acuso); la edad juega un punto en contra y… mejor no pienso ¿ya?, bueno si el doctor encontraba que la periodontitis era tal que se caían los dientes pues mejor le dejaba el sarro para que le siguiera sirviendo de apoyo o tendría un perrito desmuelado (¡ufa! Que no lo vea la Laura Bosso o lo lleva a su programa). Ya estamos decididos así que luego de que la asistente (creo que estudiante de veterinaria brasilera) le prometió al perrito todos los besos negados hasta ahora, luego del procedimiento, se dejó cargar muy a gusto y lo dejamos cerrando la puerta del consultorio y mirándonos las caras con la sonrisa congelada. Ese día fue un sábado mas largo de lo habitual.Hicimos todo lo que teníamos planeado para tratar de no pensar en el asunto, mi familia se fue a traer un par de veladores que habíamos encargado preparar (mesitas de noche), cuando recibieron (ellos yo no, no se vale, yo soy la madre de mi perro, este médico machista en vez de llamar a la mamá llama al papá, como si él fuera quien se encarga del hijito perro, aaaaggggggghhhhhhh) bueno un alivio por lo menos salió bien del procedimiento ahora a esperar a que despierte. Cuando el dr. Costa volvió a dejarle mensaje al papá ya eran cerca de las 3 de la tarde, hora pactada del recojo las 4, vamos a recogerlo o me dará un ataque. Madre, padre y hermano perrunos fuimos a verlo. El dr. Nos llevó a la sala de recuperación (el regazo de su asistente número dos, una joven peruana muy agradable que lo acariciaba y le daba besitos en la boca, digo… hocico, ¿ven por qué dije en un inicio que mejor que la humana? ¿Ven?). Perrito mareado pero sano, no perdió ni un dientecito, tenía una caries iniciándose en el esmalte de uno de los molares pero nada de que preocuparse, según Costa, eso no lo había visto nunca en un perro que jamás fuera destartarizado y menos a quien no se le había practicado profilaxis dental. Ni que hablar del estado físico de mi perrito, quedaron asombrados de los saltos que pega, (del piso hasta el regazo del doctor, y eso que no lo vieron saltando a la mesa de metal del dr. Rondón hijo jeeeeee eso si es un salto), y bueno… tengo un perro maravilla, o un super perro, o un perro con mucha suerte, buena alimentación balanceada (como debe ser) y mucho amor. Destartarización