En el colegio nos pedían que sacáramos los cuadernos con la tarea para revisarla, y yo tranquilamente empezaba a buscar entre la gran cantidad de cosas que nos pedían que lleváramos (en ese tiempo había doble horario no como ahora corrido, y por lo tanto traíamos muchos cuadernos y libros a la escuela lo que produjo una escoliosis en muchos de los peruanitos sufridos de hoy) ¿pero dónde fue que puse el cuaderno empastado este con la tarea de geografía? Si me pasé dos horas haciendo los mapas y el cuestionario completito. Ya se imaginan la escenita, yo jurando que había hecho la tarea y la profesora diciendo que si seguro, y que ella era china como no. En ese tiempo no había ni un miserable teléfono público cerca (tampoco te dejaban salir del colegio para llamar desde el que estaba en la otra esquina) menos pensar en que te presten el de la dirección ¡ja! (monjas de porras) y bueno ni modo, menos 5 puntos y así sucesivamente. Ya no hablemos de pisar popó de perro en los parques o en la vereda, o meter el pie en cada hueco (eso que antes no habían tantos) lo cual me hizo caminar siempre con la mirada en el suelo, no era por timidez, me aterraba dislocarme el tobillo como ya me había pasado (tres veces).
Bueno no es tan malo salir con un zapato marrón y el otro negro, con la chompa (sueter) al revés, el peine en el cabello, el cepillo de dientes en un bolsillo, poner el inhalador en la refrigeradora y el kilo de carne molida de res en el cajón de los cubiertos. Llamar al hijo : Miyime y a la hija Jaiyita, o RoJaime, RoMiyita, RoSamJaiMi o cualquier combinación de nombres que se te ocurrieran siempre y cuando no fuera el tuyo, aunque eso estuviera al borde de causarte una confusión de identidad y quien sabe, una despersonalización. O que te dijeran, tráeme el aquello que lo dejé sobre el eso en el…dormitorio ¡no! La cocina ¡no! El escritorio ¡no! La sala… ¡apúrate no te quedes allí parada muévete! Como ven, el asunto era genético, mi familia hacia esto y mas cosas.
Cierto día por la mañana iba por una calle concurridísima del centro de Lima a la que volvía después de mucho tiempo y me llamó la atención una vidriera donde exhibían unas joyitas de plata muy lindas, me quedé parada pensando en lo que tenía que comprar y también en cuanto me gustaría adquirirlas, al lado derecho próximo (muy próximo, estaba a menos de
Ni que decir de las veces que entré al consultorio que no era( aunque siempre acudo al mismo) no les digo cuantas veces no reconozco a la persona que me pasa la voz por la calle, ni cuenta me doy que me pasan la voz, y ahora por Internet la de veces que entro a un lugar por otro, escribo donde no es, contesto a quien no me pregunta, borro lo que quiero guardar, etc, etc, etc. Lo que no olvido jamás son mis contraseñas ni mis cuentas ¡fiuuuuu! Sino imaginen. Los roches (léase vergüenza) que paso y pasaré por mi proverbial despiste. Bueno si alguna vez meto la pata por despistada ya saben que es genético, nací así no lo puedo remediar.
2 comentarios:
Yo tengo mis tiempos asi tambien... que les llamaba a las cosas todo menos lo que era. Que me tenian que repetir las cosas porque se me olvidaban.. :P
Ser despistado no sólo no es malo, sino que es signo de ser una persona estupenda.
Muchas gracias por tu comentario, me hizo mucha ilusión.
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