Tengo la suerte de despertar con el canto de las aves, tengo la pesadilla de saber a la cuculí trepada un alero de la casa de enfrente, o subida a una de mis macetas para tirármela abajo espantada por mi perro que a la orden de ¡pajarito malo! Salía disparado tratando de atraparla (creo que ya no lo hace tan de buena gana porque entre que son muy rápidas y él tiene 11 años, pues, eso). Resulta que en pleno invierno limeño neblinoso, mas húmedo y frió de lo habitual aún tenemos alguno que otro lorito dando vueltas, algunas golondrinas que cuando salen cuatro rayos locos de sol zumban sobre nuestras cabezas con sus chilliditos cortos que poca gente escucha por el ruido de los autos en movimiento o el griterío de los chicos en el parque. Entonces me dije a mi misma, Miyita que tal si agarras tu cámara fotográfica y les tomas una foto para ponerla en el blog, ¡si!, ¡no! La cámara fotográfica me la destrozaron hace varios meses atrás y la persona que lo hizo no va a reponerla (menos en las actuales circunstancias, pero de eso no se trata este comentario así que a los pajaritos). Desesperada al borde de un ataque de nervios porque la cámara de mi celular no tiene tan buena definición, corrí a mi computadora esperando que esta vez si tuviera suerte (no marque el rectángulo ese de “voy a tener suerte” de google porque para piñas yo (léase mala suerte yo) y ¡voila! (toy afrancesada) apareció esta página que tengo guardada ya en mis favoritos y quiero compartir con ustedes:
Es una maravilla, allí están todos mis vecinitos emplumados, cantores, tragones y cagones (dicho en el sentido de emitir sus excretas, no en el sentido de malograrte el día, porque de eso nada, aunque me hagan perder el tiempo llamando al jardinero para que me de una manita limpiando la “gracia” de alguna cuculí tragona de alpiste, bota macetas sobre el techo del auto), a pesar de sus caquitas y sus travesuras entre mis plantas las amo, no se que sería si no pudiera oírlas piar en sus niditos, quejándose porque no pueden salir a causa de la fuerte garúa, o peleando a chillido partido por un lugar en el árbol preferido disputándose una hembrita, o dando de comer a sus tragones pichones que aunque son casi de su tamaño no han desarrollado lo suficiente, o si no pudiera ver a mis pequeños amiguitos los saltapalito que por las mañanas a eso de las 6 o 6.30 me esperan en el felpudo de la cocina y brincan acompañándome hasta las macetas de helechos donde podemos esconder la vasija plástica de las cuculíes cosa que no se lo terminen en un dos por tres y los dejen de hambre. Fue allí donde vi sus espectaculares saltos de cortejo bien de cerca por primera vez.
2 comentarios:
Miyita, te cuento. La ventana de mi cocina da aun patio que tiene una palmera, como es en el primer piso de la palmera veo ya casi la copa a la altura de los frutos ( butiá). Y dos por tres mientras desayuno ( parada) veo un picaflor que pasa un buen rato frente al árbol. Es muuuuy bello ( y también siempre he pensado en sacarle una foto!) ¡ Besos!
esooooo vamos a sacar foto a todo lo hermoso que nos rodea mi querida miga, mil besotes
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