lunes, 26 de enero de 2009

Premio Marciano 2009

Este es un premio. Gracias Galaxy por darmelo. Galaxy tiene un blog increiblemente bueno, donde puedes explorar el universo y alrededores. Si quieres conseguir algo tan lindo pasa por su blog (visita mi lista de lugares de interes y llegaras sin extraviarte)

viernes, 23 de enero de 2009

La huachafería



La huachafería es un peruanismo. Leí a Mario Vargas Llosa diciendo que describir la huachafería como cursilería era empobrecer el término, fíjense, la huachafería es casi una forma de ver la vida, disfrutar, pensar, expresarse y juzgar a los otros, la huachafería no pervierte el modelo que imita, es un modelo en si misma, implanta patrones estéticos no los desnaturaliza, no es la réplica ridícula de la elegancia y refinamiento, sino una forma propia y distinta (peruana) de ser refinado y elegante, en cambio la cursilería es una distorsión del gusto dice Vargas Llosa, los cursis imitan, cuando lo hacen caricaturizan lo imitado.

La palabra huachafo según Shirley Y. Cortez González Profesora de la facultad de Ciencias y Humanidades. Universidad de Piura. Artículo publicado en el diario Correo (27/06/2006) señala tres hipótesis.

La primera es que viene del quechua wahcha (pobre, huérfano), otros que del término guachapear (hacer algo mediocre, alborotar), sin convencer. Una tercera la de Martha Hildebrandt (1994) dice que proviene del término colombiano guachafita, significa alboroto desorden o fiesta alegre y bulliciosa. En Perú huachafo se aplica a gente o cosa de mal gusto, recargada, especialmente en gente que trata de mostrarse elegante o fino en el vestir, actuar o hablar.

Jorge Miota, periodista peruano, introduce el término guachafita en periódicos y revistas limeñas a inicios del siglo XX. Según Estuardo Núñez, escritor, una familia de emigrados colombianos organizaba fiestas para encontrar buen partido a las hijas solteras gastando incluso más de lo que sus posibilidades le permitían. Estas fiestas se llamaban guachafas y con el tiempo huachafas.

Les dejo acá lo que dice César Hildebrant, periodista peruano y hermano de Martha (con quien casi nunca está de acuerdo) acerca de la huachafería:

Antes debo explicar algunas cosas. Julio César Uribe, llamado el diamante negro, ex futbolista y en el tiempo que fue escrito esto era entrenador de la selección peruana de futbol, se metió en un gran lío al ser fotografiado y filmado en una discoteca junto a una chica bailando y bebiendo antes de un partido de futbol (perdimos el partido claro está) y luego tuvo que salir a declarar justificándose en cuanto medio de comunicación lo entrevistara. Grocio Prado es un distrito de Chincha Alta (prov. De Ica en Perú) Jesús María un distrito de Lima, entiendo que se refiere a los templos barrocos y góticos de estos lugares. Eso de la bombonera creo que va en referencia al estadio nacional (no me pregunten por que demonios le dicen así no tengo la mas remota idea). Lo de Pacheco y va por el lado político, son personajes locales de la política peruana (¡uy allí están los mas huachafos de todos los huachafos peruanos!). Pasar piola es decir pasar desapercibidos.


La huachafería mata
Por César Hildebrandt

¿Quién mató a Palomino Molero? Pues Vargas Llosa, porque es una de sus pocas novelas cortas realmente malas.

¿Quién mató a Julio César Uribe? La huachafería, sin duda.

Vestido con un traje a rayas de aspecto invernal, ensopado por una lluvia tropical, allí estaba Uribe, al pie de la tragedia, dando instrucciones inútiles para frenar a los bolivianos que nos pasaban por encima, se burlaban de flanco y se reían por lo bajo.

Pero era lo de menos verlo disfrazado de ayudante de Lucky Luciano. Lo alucinante era cuando hablaba y parecía hacerlo en nombre del barroco de Grocio Prado, del gótico de Jesús María y de algún Gaudí de arena construyendo su eternidad de quince minutos en alguna playa de Asia.

La huachafería es un sarro peruano que no te lo quitas ni con ácido muriático. Como dijo Vargas Llosa alguna vez –en un célebre artículo donde apuntaba que Scorza era huachafo hasta en la puntuación–, el Perú es huachafo y todos en el Perú contraemos la huachafería al nacer y la padecemos en menor o mayor grado.

Digamos que Julio César Uribe es un huachafo de palmas magisteriales. Porque huachafea cuando se viste, cuando manda, cuando obedece, cuando se calla, cuando habla y hasta cuando no está. Estoy seguro de que sueña en huachafo y es capaz de decirle a su santa esposa que el viernes que viene "tiene un ágape al que no puede faltar". También llamaría "el deporte del balompié" al fútbol, "capital de la República" a Lima, "miedo escénico" a los carajos de la Bombonera, "el santo Padre" a herr Benedicto y, por supuesto, "el once del Perú" al combinado de acomplejados que siempre nos hace quedar mal. Es decir que haría dueto perfecto con el locutor de Canal 4, ese titán de la huachafería que habla "de la televisión deportiva de la patria" y que llama al gol –el muy maldito– "palabra bendita".


La palabra huachafo –término de origen colombiano divulgado entre nosotros por el escritor apurimeño Jorge Miota, según Peruanis­mos de Martha Hildebrandt– cubre un amplio espectro de significados pero implica, antes que nada, la impostura de aparentar ser más, tener más o saber más. También supone, como correlato deri­vado de lo anterior, la urgencia de tener dos vidas angustiosamente paralelas: la pública, donde se construye al personaje que queremos ser, y la privada, donde somos a pierna suelta lo que nos sale del forro.


Pero ese es el caso de los huachafos comunes y corrientes, o sea usted o yo, amable lector (¡qué huachafo!) Los huachafos Récord Guinness –Julio César Uribe en el fútbol, Gustavo Pacheco en la política, Iván Thays en la literatura– han superado toda escisión y son huachafos 24 horas al día, ridículos de capirote, tiernos y cursis hasta cuando estornudan. Porque la huachafería puede ser una segunda naturaleza: ya no el sarro sino la dentadura, ya no lo adjetivo sino la sustancia. Y porque detrás de una huachafería sin descanso y con horas extras suele estar una medianía peligrosa que te puede llevar al experimento suicida (caso Julio César), a "la alameda del dolor" (caso Pacheco), o a la complicidad sentimental anética (caso Thays, un tipo que pudo ser autónomo pero prefirió ser el imaginario guardaespaldas de Bryce y su mafia).

Lo que significa que la huachafería extrema nunca es inocente. Encubre, por lo general, a un farsante que podría ser divertido si no fuera logrero y arribista. Así que cuídense de quien les diga que "en los esquemas ofensivos los carrileros pueden ir también en diagonal", huyan de quien confiese que "no toma bebidas espirituosas", estrangulen a quien escriba que "todo quedó como un amasijo de fierros retorcidos", lapiden en cámara lenta a quien pronuncie las frases "astro rey", "flor de limeña", "orden establecido" y "fuerzas vivas". Y desprecien a los huachafos de la comisión que pusieron a Julio César como entrenador y ahora pretenden pasar piola.

Y para ustedes queridos y sufridos lectores de este humilde blog que no pretende ser más que una pequeña contribución al imaginario cibernético popular, debo darles las gracias encarecidas por su atención y paro porque si bien es cierto que soy huachafa no suelo serlo tanto y me ta dando cosa!!. Gracias por acompañarme en mis loqueras no tan cotidianas porque como ven ando poco ahora en Internet por causa de fuerza mayor (lease familiares enfermitos y obreros que me vuelven cuerda). Amenazo volver cuando pueda conectar la compu más tiempo.



jueves, 8 de enero de 2009

De los icebergs y su parecido con los humanos, nuevamente el mismo tema




Ahora que veo la fecha de mi última entrada publicada me doy cuenta que hace mucho no escribo. Uno va por la vida correteando y cuando vienes a darte cuenta ya es fin de año. Como hace mucho no hacíamos (por muchos motivos) salimos de casa a recibir el año en casa de unos amigos a quienes no veíamos desde hace 11 años y que nos invitaron, un departamento en Miraflores, vista frente al mar, una maravilla. La amistad es eso que te permite retomar la conversación como si fuera ayer que viste al amigo aunque pasen los años, durante la velada conversamos entre todos de muchos temas, de repente el dueño de casa me dice: No se como clasificarte, me pareces una persona suave y tranquila por momentos y por otro me parece que tienes un carácter fuerte, enérgico. Me reí sorprendida así tal cual me sorprendió el comentario de una persona que jamás me vio, ni me conoce de ningún sitio y a pesar de eso afirmó categóricamente algo acerca de mí por un comentario de tres o cuatro oraciones que hice en algún sitio de Internet.

Tenemos la necesidad de clasificar al otro, ponerlo en un lugarcito, éste que está aquí es cuadradito, este es rectangular, este es octogonal, pero acaso ¿somos así? Tan llanitos, que entramos en ese fichero de clasificación tan simple los humanos.

Volviendo a nuestro amigo anfitrión de año nuevo, el todavía tenía mas datos para clasificarme, y aún así tenía problemas. Alguna gente se te presenta con una “fachada”, una imagen que te ayuda a clasificarla bastante simple, pero otros abren el abanico y allí se te presenta el problema ¿no?

Hace un tiempo postee algo acerca del iceberg y su semejanza con los humanos, trataré de resumirlo ahora: Nosotros los humanos tenemos tantas facetas como caras presenta el iceberg, y andamos flotando en este mar llamado vida, recordemos que el iceberg solo muestra una cuarta parte (o menos) de su superficie, la mayor parte de él está sumergida y no la vemos. Al igual que el iceberg movido por las corrientes y mareas va dando vueltas y mostrando sus caras ocultas, nosotros según el rol, circunstancia etc. Que vivamos vamos mostrando facetas de nuestra personalidad, de nuestra forma de ser. Gracias a nuestras experiencias de vida nos hemos formado de cierta manera, algunos no muestran mas que una cara, y puedes pensar que ese iceberg es solo lo que tu estas observando pero trata de bucear y te sorprenderás con lo que encuentras. Bueno, así pasa también con nosotros los humanos.

No creo que nadie pueda llegar a conocerse totalmente, ni conocer a los demás de esa manera, pero si podemos tener una buena idea del otro.

Me tomo mi tiempo para “conocer” a las personas y no las clasifico de plano, porque me voy a dar cada sorpresita luego cuando el iceberg de la vuelta.

Mas importante aún, me tomo todo el tiempo para “conocerme” yo, con amor, entendiéndome, perdonándome, aprobándome, señalándome lo que quiero mejorar, y hablando de eso…de mejorar, ¿alguien tiene o sabe de un manual de buenas maneras y modales, de urbanidad, de reglas de cortesía, o de reglas de transito en Internet? Porque la verdad me doy cuenta que estoy metiendo las cuatro patas a cada momento y al sacarlas salpico que da miedo, no me quiero seguir sintiendo como elefante en vidriería o a lo mejor me pueden dar ideas y hacemos uno en conjunto, a ver se me ocurre: regla número uno cuando entras a tu msn si no tienes tiempo de saludar a nadie, entra como no conectado. Regla número dos: si entras y tienes tiempo saluda a tus contactos, nada mejor que un saludo con un emoticón de abrazo o carita feliz de tu contacto para sentirte bien.

Y ¿cómo debe uno comportarse en los sitios tipo multiply, h5, etc.? ¿Uno saluda nada más a sus contactos o puede saludar también a los contactos de los demás? ¿Ven? Con un manual de esos las relaciones cibernáuticas se harán más fáciles.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails