jueves, 26 de julio de 2007

Video del comercial yungay del diario Ojo

A propósito de un comentario que hice del miércoles 25 de julio sobre los prejuicios que dejan de ser pues acá está el comercial Yungay


Fue una revolución en los 90 y creo que le abrió el coco (lease cerebro a mucho publicista)

Mensaje a la nación peruana de la abuela Rina, de "El Comercio"

¿Quién es la mas abuela mas conocida en el Perú hoy por hoy? Esta maravilla de viejita que nos deja el mensaje de Fiestas Patrias peruanas, ¡viva la abuela Rina!, ¡Rina al congreso!, ¡Rina presidenta! ¡Rina presidenta!



Pa'que veas que tamo bien cocacola en el Perú, buena por el ingenio del publicista.
¡carga tu docena de huevossssssss!

miércoles, 25 de julio de 2007

Prejuicios que felizmente estan dejando de ser

“¿Te acuerdas esa vez que te acompañé al paradero del büsing (ómnibus de marca büsing contaditos con los dedos de la mano que pasaban uno cada dos horas) creo que nos acababan de presentar unos amigos en común, yo te había visto ya en la universidad varias veces junto a ellos pero ya sabes como soy, me gusta la formalidad y creo que en esos tiempos aún se estilaba presentarse ante las personas, ahora los chicos son mas informales ¿no?.” Así comienza el mail que me envió “Tiza” y que me permito reproducir con su autorización porque anoche viendo un programa de tv peruana escuché el comentario de que la gente en Lima a cambiado bastante en cuanto a los prejuicios, yo espero que efectivamente sea así.

Tiza siempre fue un caballero en todo el sentido de la palabra, “de los de antes”, de los que te abren la puerta para que pases, te jala la silla para que te sientes, se para cuando te levantas, no era raro que se ofreciera a acompañarme hasta el paradero, si bien yo no lo conocía en la facultad todos “nos conocíamos”, me explico, todo el mundo sabía quien era quien, radio bemba funcionaba a la perfección, para quien no entienda: pueblo chico infierno grande, y Lima es y será la ciudad de los chismes per secula seculorum amén.

“Hablábamos de mi participación en Perú Negro, no te sorprendió mucho, recuerdo que me dijiste que con ese físico era lógico suponer que hacia deporte mínimo jajajaja, tu expresión esa de “mínimo” se me quedo grabada. Lo que te asombró fue que cantara también, ¿dónde viste negro que no cante, baile y cocine rico? Te dije jajajaja, que prejuicioso ¿no? Mi hermana no fríe ni un huevo frito jajajaja, a mí me parecía que te había visto antes, creo que en museo de arte fue, yo llevaba a mi hija a clases de ballet y tú hacía aeróbicos allí ¡si!, nos reímos mucho recordando al profesor de aeróbicos muy “fina ella” que cerraba la puerta a los mirones que se asomaban al aula dando un portazo y se arreglaba la bufanda de un tirón para continuar su clase; en ese tiempo no estaban de moda los padres solteros, te asombraste mucho aunque no dijiste ni una palabra, tus ojos no engañan Miyita, como la cara que pusiste cuando ya en el paradero la gente nos miraba con asombro, en ese tiempo una mujer blanca (tu eres transparente oye jajajajaja) y un hombre negro (guapo y elegante como yo ejem jajajajajaja) no se veían en pleno San Isidro ( barrio de clase A B en plenos 80’) conversando amablemente a la luz del día, me incomodó bastante la cara de espanto de la señora que pasó en su lujoso auto; también a ti te incomodó la situación, tu expresión de no comprender al principio lo que estaba pasando, luego te diste cuenta amiga mía que en nuestra ciudad es un pecado transgredir convencionalismos. Ahora ya no se escandalizan o si lo hacen creo que se cuidan más de demostrarlo”.

Anoche veía la propaganda del muchacho guachimán (un peruanismo para decir servicio de seguridad particular) donde una gringa le dice en ingles está enamorada de él y se lo quiere llevar pero el cholito que no entiende ni papa le responde: ¡ah! ¡Si! Yungay, si acá a dos cuadras a la izquierda es. Que se nos hubiera ocurrido que podría existir este tipo de propagandas o comerciales antes, cualquiera que vea comerciales peruanos desde el extranjero pensará que todos los peruanitos somos rubios, blancos y de ojos claros cuando la realidad es otra, en mi país existe la diversidad tanto en la flora, fauna como los humanos que vivimos en él, y es lógico, como otros países americanos somos resultado del mestizaje. Yo voy a cantar como el Puma, José Luís Rodríguez ♫Numerao numerao, viva la numeración, quien ha visto matrimonio sin coge amonestación♫

♪a todos los negros presentes yo les voy a aconsejar♪

♪que convinen los colores que la raza es natural♪

♪todo negro pelo recio con rubia se ha de casar♪

♪para que vengan los hijos con plumas de pavorreal♪

♪para que vengan los hijos con plumas de pavorreal♪

martes, 24 de julio de 2007

Chabuca cantando e imágenes de Lima

Algunas imágenes de la ciudad de Lima, la voz inconfundible de Chabuca Granda. Primero escuchamos su tema José Antonio hablando del hermoso caballo de paso peruano y de su jinete el chalan, La flor de la canela su tema bandera, El gallo camarón con el acompañamiento de "Caitro" Soto en el cajón peruano (regalado en alguna oportunidad a Paco de Lucía y de allí su ingreso a la música española), Fina estampa para terminar.

Corazón mio : Willy Noriega

Una de las canciones de amor mas hermosas que produjo Willy Noriega, canta autor peruano, una de mis preferidas por cierto. Todos hemos tenido alguna vez un corazón loco...

lunes, 23 de julio de 2007

Cuento recontra largo: Adictos a las endorfinas o el fin de algo que ni amistad fué


Has visto cuando un recuerdo salta de la nebulosa (mas bien del abismo negro, por lo refundido) de tus recuerdos y te toma por asalto (costumbre compulsiva de algunos neuróticos asumidos) muy vívido, muy detallado, casi, casi, como estarlo viviendo en ese instante ¡si!, ¡si! (¡pucha! Si que amanecí cacofónica hoy), pues ese me tiene sujeta del cerebro y no me suelta. Resulta que allá por mis tiempos de estudiante universitaria, tenía un compañero de estudios de origen japonés, de apellido muy conocido por lo común tal vez (ese es otro cuento), diría yo que éramos compañeros de clase pero en un momento dado fuimos rivales en alguno que otro curso. Famoso en mi país es el empeño en los estudios que pone la gente de esa raza, laboriosos, diligentes, inteligentes también y…competitivos, y claro yo no era la chica popular que pasaba mucho tiempo en la cafetería (lo que no sabían los demás era que nuestro grupo estudiaba en la cafetería, nuestras conversaciones eran una extensión de los cursos que acabábamos de tener en alguna clase, por eso no era raro vernos en compañía de los profesores o jefes de prácticas, también entrar a la oficina del decano o jefe de tal o cual cosa y sostener largas charlas, poca gente sabía de las horas que pasábamos en la biblioteca porque generalmente en esos horarios “ellos” ni asomaban la cabeza por la universidad o simplemente era la biblioteca de alguna otra universidad cara y prestigiosa agenciándonos los carné de estudiantes como mejor podíamos, (de algo tenía que servirnos el ser bonitas ¿no? También éramos astutas). Pues bien, este compañero y yo tuvimos la oportunidad de medirnos por primera vez en las prácticas de cierto curso que nos gustaba mucho. Hicimos grupos de cinco personas y nos dispusimos por el salón juntando las carpetas adecuadamente, la profesora nos expuso un caso y arrancamos a debatirlo entre nosotros sacando nuestras conclusiones, resultados: mi grupo el número uno, el de mi compañero: el número dos; su mirada desafiante y algo picona se cruzó con la mía, gracias al codazo que me propinó mi amiga para que me diera cuenta de la cara de envidia del “chinito”( como cariñosamente llamamos a los de ojos rasgados en mi país), ¿era una declaración de guerra eso?. En la siguiente práctica nos ganaron por un punto, y la mirada que nos lanzó burlona junto con la sonrisita no nos dejó mas dudas ¡era la guerra!, así nos la pasamos todo el semestre y al final cuando tenían que entregarnos las notas tenía al chinito detrás de mí para averiguar cuanto me había sacado (o es un chismoso o…) su cara de sorpresa se cambió a una expresión burlona, esa de una ceja levantada ¿has visto? Que te dan ganas de preguntarle: ¿oe choche cual es tu cau cau? o sea en castellano: ¿cuál es tu problema papito? ¿Qué te acontece? , claro pues yo tenía mas nota que él ¡ja!

-Te felicito, nos vemos en el siguiente curso a ver si tienes tanta suerte como ahora- me dijo.

-Hecho- le respondí.

Así fue, en el curso II que llevamos con la misma profesora, dio la casualidad de que nos organizaron por apellidos para el curso de práctica y ¡Oh! Sorpresa (no tan sorpresa) él chinito de marras estaba justo en mi grupo de prácticas, esto es que nos tocó sentarnos juntos y hacer los trabajos juntos, y claro teníamos que aprender a llevarnos bien, para mí eso no es problema, aprendí a sobrellevar egos desde muy chiquita. Descubrimos ambos que funcionábamos perfectamente juntos, está demás decir que nuestro grupo arrasó con todos los demás y en las clases teóricas también empezamos a sentarnos juntos, ambos grupos (el suyo y el mió) prácticamente se fusionaron para formar un buen grupo de estudios. Así llevamos un par de ciclos creo, no recuerdo bien, por mi parte se había formado una bonita amistad, el chinito era bromista, ingenioso, agudo, picón como él solito pero a los amigos les soportaba las bromas. En los momentos de cambio de hora o cuando teníamos libre nos juntábamos a conversar en los pasadizos de la universidad (que eran mas bien balcones, acodándonos y fumando como “chinos”, en ese tiempo era una fumadora de terror y él como buen chino no podía ser menos, ¿han oído eso de: fumas como chino o como camionero? Pues son sinónimos). ¿Qué suele ocurrir cuando se juntan el hambre con la necesidad? Lo mismo que cuando se juntan el ingenio, la chispa, y la inteligencia, una verdadera bomba de chistes y risas. Ahora que me doy cuenta, no me referí a como era mi personalidad, pues, divertida cuando debía serlo, ingeniosa, no sabía (y nunca aprendí) a contar chistes pero soy un buen para de orejas (en todo sentido, cuando alguien tenía algún problema, necesitaba algún consejo acudía a mí, fuera el señor que atendía en la cafetería, los dueños del restaurante vegetariano al que acudíamos cuando el almuerzo en la cafetería de la universidad estaba muy caro, alguna profesora de prácticas, mi amigo el “mas mas” de la facultad, y que decir de mis compañeros de aula) buena conversadora, en fin. Nuestras conversas siempre llenas de risa y de humo de cigarros, tomando el pelo a quien se pusiera a tiro sin ofender jamás, sin hacer escarnio de nadie eso sí, también giraban sobre los temas universitarios obviamente, contrastábamos opinión, intercambiábamos información y conocimientos, nuestro grupo funcionaba como un relojito. La amistad (para mí) entre el chino y yo se hizo mas cercana, en los momentos en que coincidíamos solo nosotros hablábamos sobre nuestras historias personales no sin cierta resistencia de su parte, no sé si es peculiaridad de su cultura (es hijo de japoneses inmigrantes) o así era personalmente pero yo sentía que a veces se sorprendía a sí mismo hablando sobre su familia como si hubiera cometido alguna indiscreción. Cierto día estábamos peculiarmente eufóricos, las bromas y risas iban cada vez mas en aumento, no parábamos de reírnos, hasta que terminamos sentados en el suelo apoyados en la pared del balcón porque no podíamos con tanta risa; este hecho se repetía una y otra vez y otra vez, era muy extraño por cierto, jamás nos había ocurrido una cosa como esta con ninguna persona, algo estaba pasando que no tenía nada, pero nada que ver con el amor ni cosa parecida conste y recalco este punto porque jamás entre nosotros existió algún otro sentimiento que no fuera el amistoso o el de compañeros de clase; tampoco consumíamos algo mas que no fuera tabaco del común que sueles comprar en cualquier expendio, o sea, mi pata (léase amigo) y yo teníamos un extraño caso de “risitis incontenibilis” ¿?. Fíjate amable y paciente lector (ya que me acompañaste hasta este punto sin aburrirte) que esta situación de bromas, carcajadas, risa y sentadas en el suelo era ya tan habituales que llegó a oídos del decano de la facultad (para colmo amigo mió), no pudo ser mas rochoso (léase vergonzoso de pedirle a la tierra que se abra y te trague) el decano, en plena escalera donde te ven y eres visto como filmado por paparazzi y publicado en la prensa sensacionalista, me llamó a su despacho “en este mismo momento señorita Tuyito”, ¡qué remedio!, al despacho del decano, bajo la mirada acusadora de toda la facultad y alrededores (la otra facultad que compartía parte del complejo de ese local, casi cada facultad tenía una sede en esos tiempos, edificios desperdigados por todo Lima). Estaba muy serio, me llamaba por mi apellido, me miraba inquisitivamente a los ojos, ¡qué michis está pasando que no me doy cuenta!, empezó a darme un sermón acerca de la conducta universitaria, sobre las amistades, las palomitas que se ven arrastradas por los lobos, la droga (¡tate! Pero que michis tengo que ver con drogas yo, bueno el tabaco es una droga si pero su uso está permitido por el estado, además ya soy mayor de edad) la marihuana y sus estragos en el organismo, allí fue cuando le di el alto, stop, pare, cruce, tren, casi me dieron ganas de decirle: para el coche cuñao que tas a 200 en vía de 45, le dije que en toda mi vida jamás había consumido alguna droga que no fuera legal, es mas, la única ventiúnica droga legal que me metía por toneladas era el tabaco, no por falta de oportunidades sino por falta de ganas, él sabía muchas cosas de mi vida, era mi amigo antes que mi profesor (que lo fue en varios cursos) y mi decano, entonces como michis puede él pensar eso de mí, muy ofendida con los ojotes mas grandes que me vio ponerle delante le pregunté a muy poca distancia, por toda respuesta me dijo que nuestra conducta (la del chino y la mía) parecía la de dos marihuaneros, es mas me dijo que tenía los ojos rojos.

-¡Cómo no voy a tener los ojos rojos si tengo conjuntivitis, encima tengo alergia a la tiza! (no se había inventado la pizarra ni los plumones en ese tiempo) usted sabe que me siento siempre en las primeras filas del salón de clase, para remate fumo como una china camionera, pero ¿cómo es posible que piense que me estoy drogando en la universidad? ¿Usted no me conoce acaso?- respondí realmente indignada pero sobre todo, me sentía mal porque quien tenía delante mió se suponía que me conocía bien porque éramos buenos amigos.

-Mira Miyita-, tomándome de la mano me llevó a sentarme a la banca colonial que tenía en su despacho, se sentó a mi lado y me dijo:

-Es exactamente lo que les dije a fulano, zutana y perencejo, los profesores que ya conoces, también a compañeros de ustedes, es mas Miyita, yo mismo los he visto caerse prácticamente de risa sobre el piso acá en los pasillos ¿qué querías que pensara?-

- La mujer del Cesar no solo debe ser casta sino parecerlo ¿verdad?- le dije con un dejo de tristeza, él asintió con la cabeza, mientras decía que jamás había visto algo parecido sin sustancia alguna de por medio, pero que las endorfinas pueden hacer sentir esa euforia con el deporte entonces es probable que con la alegría sea otro tanto.

El cerebro humano suele volverse adicto a las endorfinas, el proceso no lo conozco ni pienso averiguarlo porque no me interesa querido lector si quieres busca en google te aseguro que puedes hallar cualquier cosa allí y quedar satisfecho, sino dime porque una y otra vez volvemos al gimnasio a practicar aeróbicos, máquinas o cuanta cosa nos martirice y mortifique el cuerpo (a parte de querer estar mil puntos para el verano) ¡por adicción a las endorfinas que segregamos y que gustan tanto a nuestro cerebrito! Siiiiiii comos adictos por naturaleza, ahora bien, ¿por qué no vamos a ser adictos a las carcajadas? O a quien nos la produzca, eso fue lo que nos pasaba.

Alguien tuvo la misma conversación con el chinito, la siguiente vez que lo vi prácticamente se despidió de mí, dijo que no sabía porque razón nosotros nos comportábamos de esa manera, que realmente se sentía asustado y que no deseaba continuar con algo que no entendía, en ese tiempo no existían las sustancias que te ponen sobre la piel, ni los perfumes que te adormecen ni ninguna droga de ese estilo, así que mi compañero de clases y de adicciones se perdió de vista. Mucho después lo vi en alguna calle del centro de Lima con una chinita bella y un bebé igualmente bonito (el chino es bastante feo el pobre), nos reconocimos claro pero no sostuvo la mirada ni hizo intento por saludar, y bueno…por eso decía yo que para mí si era una amistad, pero en fin, cosas que pasan y recuerdos que surgen como para ser rumiados una vez mas hasta lograr digerirlos evacuándolos hacia el water del olvido.

miércoles, 18 de julio de 2007

Cuento: Calaguala



Antes de pasar por el patio hacia mi habitación pude ver una de sus hojas. Imposible, decía mi cerebro, negándose a enterarse del desastre que tendría que reparar porque la hoja que veía era la de mi adorada calaguala. Hace unos años desperté sobresaltada con una imagen grabada, un pedestal oscuro y torneado de esos antiguos que recuerdan el barroco colonial peruano, la maceta que apenas se percibe por entre las hojas verde intenso de la maravilla de helecho frondoso y exuberante que tenía delante mió, una planta hermosa, vibrante; sus hojas grandes de verde intenso, brillantes aunque no había sol que la iluminara. Este sueño lo tuve un par de veces y decidí, aunque no tenía ni la menor idea del nombre, buscarla y tenerla en casa. Vanos intentos los míos, no conseguía averiguar el nombre y no encontraba la planta en ningún mercado cercano. Obsesionada con la imagen le conté el sueño a mi madre con lujo de detalles, la forma, el color del parante, la maceta, el patio en que se encontraba, la posa de agua que había a un costado; no me había dado cuenta del rostro de mi madre mientras le relataba el sueño, estaba estupefacta, con la boca entreabierta y los ojos muy abiertos; su expresión me hizo callar de golpe y preguntarle alarmada si se sentía mal o que tenía. Tomando aire, mi madre hizo un esfuerzo por ordenar sus pensamientos y se sentó para contarme del patio de su abuela Elena, de la posa de agua que contenía los peces de su tío Amado y la adoración de su abuela Elena: la calaguala que tenía en un bonito pedestal de madera torneada como el que yo describía. Nos quedamos en silencio unos segundos y añadió que era imposible que yo hubiera estado en esa casa porque ella para ese entonces no tenía más de 16 o 17 años y a los pocos años siguientes falleció su abuela y la pobre calaguala también termino secándose a pesar de los cuidados que le prodigaron. La familia se mudó de casa, los hijos se casaron y cada uno fue por su lado, la casa hacía muchos años ya que fue demolida por su antigüedad y en el lugar existe un edificio, era imposible haber visto ese patio, y menos esa planta. Yo estaba embarazada cuando la calaguala me perseguía en sueños y gracias a mi panza enorme no me permitían ir donde quería sola, pues bien, empezamos a buscar la plantita por todos los lugares imaginados y en un mercado de flores de barranco la encontramos, chiquita, en una maceta de barro que se notaba muy grande para la plantita con sus escasas tres hojitas. Cuando la vi a la distancia la reconocí, era esa la planta que buscaba con tanto afán, no tenía la presencia imponente de la de mis sueños pero estaba segura que esa plantita se convertiría en algo similar a la que yo ansiaba. Pasamos muchas cosas juntas, enfermedades, piojitos, arremetidas perrunas y plaga de bichos blancos pero allí está, llevamos juntas casi 21 años y seguiremos unidas aunque sea lo último que haga, no iba a permitir que por la barrabasada de mi perro de tirarla abajo de su pedestal dorado y pisotearla como le dio su gana se muriera, ¡jamás!, la levanté despacito sacándole los restos de arcilla de la maceta rota, la coloqué en el patiecito de afuera de la casa y al día siguiente corrimos a comprar una maceta de plástico a prueba de perros nerviosos. Ahora está allí, desde mi ventana del escritorio puedo verla con sus hojas retorcidas, sus tallos oscuros y sus raíces peludas sobresaliendo de la maceta. Dicen que es una planta medicinal, que ayuda en problemas de piel, coronarios y no se que tanta cosa mas, pero para mí es una compañía, una de mis consentidas, y cada vez que la veo recuerdo la maravillosa planta que vi en mis sueños propiedad de la abuela Elena, a la que no conozco ni por fotografías, porque por alguna razón alguien de la familia barrió con todas las fotos y efectos personales, en fin… ese es otro cuento.

viernes, 13 de julio de 2007

Hablando de nuestros hijos...el sexo



Me permito hablar del tema desde el punto de vista de cualquier madre, ni como sicóloga, siquiatra, médica ni nada pero eso si, me tomé el trabajo (el cual no fue tanto porque el tema me interesa mucho) de buscar artículos de interés que pueden ubicar fácilmente en las direcciones que consigno redactados por gente que trabaja en el tema.

La sexualidad, el sexo, la genitalidad, vaya términos ¿no? Pero no es tan complejo como parece. La sexualidad es la manera que tenemos de enfrentar al mundo y comunicarnos con ella desde nuestra identificación con nuestro sexo, nuestra aceptación de él y como nos desenvolvemos en el mundo. El mundo está compuesto por hombres y mujeres los cuales se comportan como “tales”, el lenguaje corporal, la vestimenta, si me apuran un poco, la cosa va hasta lo profundo del cerebro porque yo afirmo que existen cerebros masculinos y cerebros femeninos, pero de ese tema no pretendo hablar acá. El sexo es lo que tu eres respecto de la biología humana, naces hombre o mujer, independientemente de los problemas biológicos, médicos o anatómicos que no tocaremos porque no somos pediatras ni biólogos. La sociedad también aporta su granito de arena para lograr la aceptación o no de tu sexo, existen diversas causas no biológicas para no aceptar el sexo de uno, desde el rechazo paterno, la identificación con uno de los progenitores (generalmente a causa de maltrato, el niño se puede identificar con el agredido). No haremos un estudio de ello, nos baste saber que sexualidad es el lenguaje de expresión de nuestro sexo en la sociedad.

Empiezan los problemas cuando nuestro niño de 2 y medio años o 3 nos pregunta de donde vino, para algunos padres es un gran problema porque no han resuelto ellos mismos sus propios problemas frente a la sexualidad, y desgraciadamente van a trasladar esos problemas y tabúes a sus hijos, no por maldad sino por ignorancia. Podemos recordar frases como: los niños vienen de Paris, los trae la cigüeña, nacen en un repollo, salen por el ombligo. Y es que se mueren de la vergüenza como si el sexo y la sexualidad fueran cosas extraterrestres y no inherentes al ser humano, se mueren de miedo de enfrentar la situación y optan por decir mentiras, y encima mentiras bobas. Todo lo humano es natural, pertenecemos a la naturaleza, somos un ente biológico entre otras cosas entonces ¿a que tanto miedo o vergüenza?, tengo mucha gente a quien echar la culpa pero no me da el tiempo ni el espacio, así que tenemos al enano allí con tamaña respuesta que luego será confrontada con lo que le dirán los amigos en unos años y nuestro hijo dirá, mis padres me mintieron, pero no sabrá porque le mintieron, aprenderá entre otras cosas que lo relativo a lo sexual es malo, feo, pecado o que no se habla de ello, por lo menos no frente a los padres. Si encima reprimimos al chico en su exploración física diciendo que no se tocan los genitales pues, terminamos de crearle un lindo problema, en su cabeza tendrá el mensaje que los genitales son sucios, feos, no se habla de eso y no se lo toca, ni lo relacionado con eso; luego queremos que nos cuente todo lo que hace ¡ja! Los chicos Irán guardando la información, contrastándola con la que él recibe por otros medios, sacando sus conclusiones hasta los 9 o 10 años en que empezará todo de nuevo, la exploración y conocimiento de su sexualidad. En este tiempo hemos dado información a los chicos, los educamos, le dimos pautas de conducta, ahora los chicos necesitan reafirmarse como individuos y parte de esta afirmación también es sexual. Igual que las pataletas de los 2 y medio o 4 años tendremos las de los 9 o 10 o las de los 13, necesitan retarnos, para autoafirmarse, necesitan contestar para salir del cascarón plenamente, necesitan saberse fuertes, con ideas propias y ensayarán con nosotros, seremos su saco de boxeo así que a agarrarnos de donde podamos. En el plano sexual los adolescentes exploran, no existe acá la homosexualidad definida, diremos que alguien es homosexual recién a partir de los 25 años, están en su derecho y es su prerrogativa aparte de su necesidad (vean el artículo consignado mas abajo con mas detalle), en cualquier situación de la vida de nuestro hijo, encaminémoslo con amor, con respeto por su individualidad, el aprendizaje de por sí ya requiere esfuerzo como para encima cargarlo con rigor, mal trato, incomprensión.

Creo que el mejor educador es el padre, y la primera arma del padre es la paciencia, la segunda la comprensión, la tercera el respeto.

Primero solucionemos nuestros conflictos internos, deshagámonos de nuestros miedos innecesarios, sanémonos internamente y luego eduquemos hijos.

Recuerda que la libertad no es libertinaje, la enseñanza empieza el primer día que nace tu hijo, la enseñanza se da por el ejemplo no por la palabra, la enseñanza con amor y respeto da mejores resultados. Si no conoces algo, pregunta; si te equivocas, pide disculpas.

¿Quién dijo que ser padres es fácil? Ahora existen las escuelas de padres y ni así es más fácil educar y criar a los hijos.

A continuación lo mas importante de este post

http://contexto-educativo.com.ar/2000/8/nota-06.htm

http://www.lapatriaenlinea.com/content/view/15100/36/

Usen el google mi favorito para buscar mas información sobre este tema.


jueves, 12 de julio de 2007

Los comentarios de mi abuela siguen vigentes


El mes pasado hicieron 15 años aproximadamente del fallecimiento de mi abuela, la tengo siempre presente, sus comentarios, sus consejos, sus ocurrencias, sus cuentos… en fin…me acompaña; ella solía decir: “ puedes hacer de tu vida un kiosco y de tu poto un papalote”, acotaba: “ y nadie se tiene que meter”. Para quien no entendió, uno puede vivir a su manera y los demás nos aguantamos calladita la boca, sin hacer comentarios. Mi abuela murió cuando tenía 96 años, si ella pensaba así hace cuchucientos años me quieren decir porque michi la gente sigue metiéndose en lo que no le importa o sea, en la vida de los demás. A que viene esto, resulta que en mi paseo por los blogs vi un

post puesto por una chica de 19 sobre su bisexualidad aún no definida, pero lo que mas me llamó la atención fue que no puede decirles a sus padres que se siente bisexual. Por un lado, a esa edad aún podemos considerarla adolescente, leyéndola con mas razón uno se da cuenta que no tiene bien definidos sus intereses sexuales, en la adolescencia los chicos pueden darse el lujo de explorar la sexualidad para luego definirse, lo que no podemos hacer es no dar la suficiente confianza a nuestros hijos para acercarse a nosotros y comentarnos lo que les sucede. Nuestro papel es ese, acercarnos, estar atentos para poder apoyarlos, estar allí presentes aunque parezca que no nos necesitan pero estar allí siempre dispuestos para ellos.

Me dio mucha bronca, me la imagino preocupada, asustada, pensando que dirán sus padres cuando se enteren, el no poderlos complacer, causarles un disgusto…sin saber si la aceptarán o mas bien… con la sospecha de que no van a aceptarla tal cual es, porque sino… hace rato que se los habría dicho ¿no?¿ Por qué queremos que nuestros hijos sean de tal manera y no los dejamos ser?, ¿por qué no aceptarlos como son?, no son un apéndice de nuestro cuerpo, son cuerpos y mentes independientes, con ideas, gustos, principios, ¡todo propio!, no son una extensión nuestra, son seres humanos nacidos de nosotros pero no son nuestra propiedad, no pretendamos que ellos sean de la manera que queremos que sean, démosle el espacio para desarrollarse como un ser independiente y único, con las armas para defenderse, la capacidad para enfrentarse al mundo interno y externo, hagamos hijos con personalidades seguras y para eso, necesitamos información de los especialistas en conducta y desarrollo humano, dejar todos nuestros miedos, expectativas, deseos frustrados, todo eso fuera. Si tu hijo quiere ser ingeniero civil y tu deseas que sea médico, respeta sus decisiones, si quiere ser bisexual, gay o heterosexual también, concéntrate en ayudarlo a desarrollar como un ser humano feliz.

Mi abuela era vieja y muy sabia, gracias puchunita.

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