jueves, 23 de julio de 2009

Las libélulas azules de mi estómago.



No eran maripositas las que habitaban mi estómago, eran libélulas azules, de eso estoy absolutamente segura.

Revoloteaban inquietas, espantadas, a toda la velocidad que daban sus alas (85 km. Por hora).

Las libélulas no pueden plegar las alas sobre su abdomen por esa razón podía sentir que no eran mariposas, no sé porque se empeñaron en vivir allí tanto tiempo, y ahora simplemente han desaparecido.

Con un campo visual de prácticamente 360 podían mirar mis angustias, miedos, temores, dudas, las miradas incomodas, las situaciones estresantes. ¿O será qué se los comieron? Predadoras natas.

Mis compañeras de tanto tiempo, las extraño. No siento más sus aleteos rápidos, no siento más sus vuelos violentos.

No quiero pensar que las perdí definitivamente, esperaré en mi balcón a ver si alguna asoma, alguna inquietud que las espante, alguna sensación que las despierte, alguna emoción que me las devuelva.

1 comentario:

lauruguacha dijo...

Que vuelvan las libélulas, Miyita. Aunque no sean azules...

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