domingo, 31 de enero de 2010

Poema del renunciamiento, José Ángel Buesa

Testigo de una conversación involuntariamente, recordé que había leído este poema de Buesa.


Hay cosas que te sacuden de pronto, si nquerer, te toman por asalto y tu memoria se activa como maquinaria que hace mucho no se usa pero que funciona perfectamente.
Cuando daría por olvidar, hay cosas que uno debe olvidar. Deben ser borrados de la memoria los dolores hondos, inconosos como espinas; desgarrantes,aterradores y tenebrosos.


Desprevenido cualquier golpe es fatal. Y mueres una y otra vez. Siempre una larga agonía eternizada. Lamentablemente no es pasado, sino es presente, sigue en tí, no acabó, así que duele, sigue allí desgarrando, carcomiendo.


El dolor te va consumiendo lentamente mientras tu cara no expresa nada, o a lo mejor sonries y hasta sueltas la carcajada, mientras la procesión va por dentro...



Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente;
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar;
soñaré con tus labios desesperadamente;
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
—el tormento infinito que te debo ocultar—
te diré sonriente: "No es nada... Ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima... ¡y jamás lo sabrás!




2 comentarios:

Anónimo dijo...

como te entiendo, además, esos momentos duelen y mucho, vuelven como espinas que se clavan en tu corazón, y aunque pensabas que ya no dolian, si, si que lo hacen y siguen haciendo sangrar.

Un beso cielo

Miyita dijo...

Mi querido, supongo que alguna vez el alzheimer se apiadará de nosotros y por fin dejaremos de recordar. Un abrazo grande pero grande ¿eh?

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