jueves, 25 de noviembre de 2010

¿MADRID EN DOS DÍAS? IMPOSIBLE






Si me preguntas por Madrid tengo que responder ¡enorme!

Imposible conocerla en menos de una semana, a paso de José Antonio, nuestro guía (o sea a paso de perseguido por el diablo o por terminator, o por depredador, cualquiera de los tres vale) y nosotros solo estuvimos dos días, y encima no consecutivos.

Lo primero es ir al casco histórico por la Plaza Mayor y el Palacio Real. La Puerta del Sol (obligado) vas por la calle del correo hasta la Plaza Mayor, cerca está la Plaza de la Villa con los antiguos edificios del Ayuntamiento. No te puedes perder la catedral de la Almudena y el Palacio Real.

Para comer no hay problema porque te encontrarás con una variedad de comercios y seguramente mucho mejor que comer comida chatarra (¡no te pases! no te vayas a atiborrar de grasa que aunque te toque un guía correcaminos no bajarás ni en un mes a pan y agua)
¿Quieres ir a comprar? Mira en la calle Preciados está el Corte inglés, y más comercios de los cuales se me escapa el nombre.

No te pierdas el Museo del Prado por nada del mundo y de pasadita saluda a la Cibeles (que no te toque lluvia como la tuvimos nosotros para disfrutar mejor, pero te digo algo…con o sin lluvia es una maravilla caminar sus calles).

¡Ah! Si tienes mucho dinero vete por el barrio de Salamanca, conste que te lo advertí.

También ve a la Gran Vía, a Princesa, a descansar un poco en el Parque del Retiro, y me faltan más cosas que tiene esta hermosa y gran ciudad a la que quiero volver, espero que sea pronto.

Alguna vez me dijeron que Madrid huele a ajos, ¡mentira! Huele a cigarro, eso sí que me sorprende mucho, los autos no contaminan allí pero los cigarrillos ¡hay que verlo!, en cada puerta hay gente fumando (dentro no se puede fumar salvo cartel expreso) y si te topas con un señor con un puro en la mano no te sorprendas, humo y mas humo por todos lados, y también son muy asiduos a tomarse una cervecita por allí a cualquier hora del día (incluidas las primeras horas de la mañana). 

Hay zonas de la ciudad donde te paras en una esquina y el perfecto desconocido de al lado puede iniciar una conversación que te llevará a conocer toda su vida, obra y milagros, puede pasar en el bus o en el metro también.

Me sucedió por toda España tener que repetir las cosas porque no me oían, así que a subir el volumen de la voz que no les molesta, al contrario, cosa muy diferente me ocurrió cuando visité Chile, yo era la que no lograba oír que me estaban diciendo y terminaba pidiendo que me repitan lo dicho. 

Si estas a dieta ¡piña! No sabes los olores que salen de las pastelerías y panaderías, y las decoraciones de los pastelitos y postres ¡tan lindos que te da pena comerlos!, y el chocolate…una delicia, pero no te preocupes querido lector, José Antonio no nos dejaba mucho tiempo para disfrutar de estos placeres, nos despertaba a las 6.00 a.m., el desayuno a las 6.30 a.m. hasta las 7.00 a.m., y al bus o a la caminata a marcha forzada o a correr traes él porque si no te perdías las explicaciones (mejor no detrás de él, al costado porque siempre que estaba fuera del bus fumaba, lo cual resultó una ayuda porque cuando había mucha gente y no podías ubicarlo solo tenías que seguir el olor de la marca que él fuma) teníamos media hora para almorzar (si es que podíamos hacerlo o engullir un bocadito y salir de nuevo a la carrera) cuando volvíamos estaba oscuro y era de noche, nos acostábamos a las 10.00 p.m. o más tarde si al día siguiente había que tener las maletas a la puerta, listas para ser embarcadas a las 6.30 a.m. y pobre de ti si no estabas a la hora fijada en el lugar convenido para reunirnos y luego subir al bus (ni José Antonio ni Javi lo hubieran hecho pero Cándido o Faustino, a esos dos choferes ganas no les faltaban) corrías el riesgo de perder el bus y ver cómo te las arreglabas para encontrar al grupo en la siguiente ciudad a visitar.

Nosotros fuimos puntuales casi siempre, salvo por un retardo de cinco  minutos (por reloj) que tuve yo en el baño haciendo cola (fila) a la salida de Venecia o el retraso que tuvo mi marido porque se quedó encerrado en el baño de uno de los lugares donde parábamos obligatoriamente al baño, tomar un bocadito para engañar al hambre y comprar agua. 

El pobre no podía abrir la puerta del baño y desesperado pensó en subirse por la parte de arriba y saltarla, pero se quedó helado al ver que la puerta llegaba de techo a piso, empezó a dar voces pero nada, nadie lo escuchaba, se le ocurrió que la única manera era derribar la puerta y estaba al tomar impulso cuando el seguro se liberó y escuchó el tan esperado sonido ¡Click! Cuando llegó al bus, José Antonio estaba yendo a buscarlo, no dijo nada pero su cara estaba demasiado pálida para no darme cuenta, ya en nuestros asientos y casi al oído me contó su pequeña aventura.

4 comentarios:

Mundo Animal. dijo...

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( '.' )
(")_(")
BUENAS TARDES AMIGA
PASO A DEJARTE UN SALUDO DESDE MI MUNDO ANIMALLLLL
CHRISSSSS

el güilo dijo...

Ah que José Antonio ese. ¿Y las tapas? ¿Y el cocido madrileño? ¿Y la tortilla española? En alguna novela de Vázquez Montalbán leí que esos eran los tres platillos que distinguían a Madrid. Y no más. Espero que en Barcelona sí hayas podido empacar las delicias de por allá. Un abrazote con un dejo de envidia.

Miyita dijo...

Gracias por la visita Chriss!!!
besitos muchos

Miyita dijo...

Gûilo, los pinchos si comimos eh? pero no en Madrid, ya ire contando a cuenta gotas (jejeje) todo lo que nos ocurrió en Europa, lo bueno y lo malo.
Un abrazote grandoteeee

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