martes, 30 de noviembre de 2010

VISITA AL ESCORIAL Y AL HOSPITAL RAMON Y CAJAL



Te conté que tuve un viaje movidito ¿no es así?, querido lector no solo fue la tormenta que en esos días visitaba España, también fue por culpa de un helado de fresa en la heladería 4D del aeropuerto Jorge Chavez en Lima. 

Son once horas y media de vuelo, sin escalas, Lima-Madrid, en clase económica (o sea, el asiento de un auto pequeño es más cómodo, ¡es como viajar en kombi! Esto es un microbús con asientos para niños de cinco años donde metes a todas las personas que te encuentras en el trayecto con el cuento de “al fondo hay sitio”, en unas calles llenas de huecos, con la diferencia que si el pasajero de adelante reclina su asiento tienes que hacer lo mismo o tienes el respaldar de su asiento a pocos centímetros de tu cara, y no te digo de cómo quedan tus rodillas, tuve dos moretones en la derecha por varios días).

Dolor de pancita y el estómago descompuesto ¡ni modo! A lo hecho…pecho, y a lo por venir… ¡valor hijita!

Felizmente mi cuerpo rechaza inmediatamente cualquier cosa que me haga daño, así me pasé las primeras horas de vuelo corriendo al baño, bebiendo toda el agua que había llevado (mujer previsora vale por dos) con la tranquilidad que en mi cartera beige tenía mis pastillas para el mareo y las nauseas a las cuales felizmente no tuve que recurrir gracias a que me relajé haciendo meditación a pesar del malestar. 

Las aeromozas no tenían pastillas para el mareo, ¡piña! No importa les dije y les agradecí igual, tampoco tenían agua caliente las primeras horas pero una de ellas me trajo dos manzanillas muy calentitas luego (conste que solo a mí, al resto del pasaje les sirvieron gaseosas, jugos, agua fría, vinos, cerveza, etc.) las cuales me las trajo disimuladamente en dos vasos, le agradecí desde el fondo de mi alma (y mi pancita agradeció más) no se en la otra clase pero en clase económica fue eso lo que sirvieron.

En un caso de estos debes ingerir mucha agua, tanta como pierdas, no comer nada, en serio, se bien lo que te digo.

Nosotros llegamos un día antes de empezar el tour, teníamos tiempo suficiente para adaptarnos al clima, al cambio de horario y superar el inconveniente de salud, Madrid es de clima seco, maravilla de clima seco, al que me adapté de inmediato, no tuve que usar gotas nasales ni nada, eso que yo venía con mi bolsa de medicamentos a cuestas, ¡no te conté!,  el 27, un día antes de viajar, tuve que correr al médico porque me sentía realmente mal producto de una fuerte infección, tráquea, laringe y faringe, a tomar antibióticos por una semana, cauterizar esa garganta para que ayude más pronto, abrigarme como si estuviera en el polo norte (eso me dijo mi otorrino que había estado en Europa varias veces, sobre todo en Francia) así que seguí su consejo al pie de la letra, y sobre todo no dejar de tomar los antibióticos)

¿Sabes lo que hacen los antibióticos con un estómago enfermito? ¡Lo destrozan! 

En nuestra primera salida nos llevaron a conocer la bella Madrid y al Escorial. El palacio, el monasterio y la basílica. 

 Felipe II

Se lo conoce como el Monasterio de El Escorial, allí vivió la familia real de España, en la basílica se los enterraba, y en el monasterio viven los monjes agustinos. De estilo renacentista español, en la comunidad de Madrid, a 1.028 metros de altitud. Fue el inicio del estilo herreriano. Por fuera muy austero, lleno de esplendor por dentro, pinturas, ornamentos, esculturas.

 Juan de Herrera



Las fotografías las tomó mi marido con su celular y resulta que no encuentro el cable para pasarlas, así que de todos modos estoy escribiendo esta entrada sin nuestras fotos pero en las siguientes entradas las pondré, o mato a mi marido por olvidarse el cable en Madrid.

El 30 de octubre nos visitaron mi hermano y mi sobrina, casi lloramos de la emoción, no lo veía desde hacía dos años pero me parecía un siglo, nos tomamos fotos, conversamos, paseamos, pero la verdad yo me sentía muy mal. Cuando nos dejaron en el hotel Velada, le pedí un médico, hicimos varias llamadas tanto a recepción del hotel, al seguro, preguntamos por nuestro guía, todo en vano, sentía que me desmayaría en cualquier momento por el malestar extraño que sentía.

Alguien no me acuerdo quién, de todos a los que llamamos, sugirió ir a un hospital y nos recomendó el hospital Ramón y Cajal del área sanitaria 4 en Crta. De Colmenar Viejo km. 9,100 28034 Madrid.
Pedimos un taxi y allí fue que nos dimos cuenta de lo grande de esta ciudad, en un día normal nos hubiéramos demorado muchísimo en llegar pero como habría puente las calles estaban libres. 

Nos acercamos a la ventanilla de emergencias y empezamos los trámites para atención, me tuvieron de pie todo tiempo que demoró, entre tomarme los datos, hacer consultas de si me admitían, como me admitían, registrarme con el expediente 11006835, y pasarme al lugar donde supuestamente me atenderían demoraron casi media hora. 

A mi marido lo mandaron a una sala contigua, a mi me hicieron entrar a un lugar con bancas en el centro de un pasillo con los consultorios alrededor, la gente esperaba con resignación pero habían allí familiares de los pacientes, no entendía porque yo estaba allí sola. La sensación en la boca del estomago aumentaba, los mareos, la debilidad, el frio, la sensación de vulnerabilidad, la indiferencia del personal de emergencias, veía el trato a la gente y me preguntaba si esta deshumanización era general en todos los centros de atención médica. 

Una chica con un parche en la cara que le cubría la boca, con sendas ojeras, una palidez casi cadavérica fue traída por un hombre vestido de blanco que la dejó allí, en medio del pasillo, sin dirigirle la palabra, tan indefensa se veía. Empezaron a llamar a la gente, pasó una hora. 

No le deseo a nadie estar en un lugar que no conoce, sin la posibilidad de asistencia médica, y sin saber que hacer o a quienes recurrir. Llamé a mi hermano a su celular pero no comunicaba, mi marido también lo llamó pero pudo comunicarse con él. Lo peor era el trato que recibieron esas personas en emergencias, frio, distante, deshumanizado, sentía como mis sentimientos iban cambiando de vulnerabilidad a indignación y furia, si… ¡furia! Y a lo mejor fue la adrenalina lo que me ayudó a salir de allí, pasadas dos horas me acerqué a las enfermeras y les pregunté cuantas personas faltaban para que me atiendan, me respondieron que siete personas. “¿Tantas personas?” Pregunté y al hacerlo el inicial hilo de voz con que salieron mis palabras se fue haciendo más fuerte hasta ser más que audible. 

La indiferencia de las enfermeras cambió a asombro, cuando pregunté más o menos en cuanto tiempo estimaban ellas en su experiencia, que yo esperaría para ser atendida, se miraron con incredulidad, como para preguntarse la una a la otra “¿tú también oíste lo mismo que yo?” y una me responde: “ pero si solo has estado esperando dos horas” 

¡Dos horas! Sin atención médica, en emergencias, sentada en una banca, estas mujeres no entendían que era inaudito que una persona espere dos horas para ser atendida en emergencias y no pregunte  a qué hora va  a ser atendida.

Se me fueron las nauseas, se me fue el frio, empezó a invadirme  la adrenalina y con ella el calor, la furia, la indignación, y les dije que no iba a esperar más que quería irme de allí, las pobres enfermeras consternadas, estupefactas, con la boca y los ojos abiertos me miraron sin dar crédito a lo que oían. 

“Señorita, le repito, quiero irme, estoy pidiendo mi alta voluntaria, ¿me entiende?, no sé si me explico, no deseo esperar más, no deseo ser atendida, si tengo que hacer un pago por favor dígame cuanto es y donde debo cancelar” vi mi rostro en el vidrio de un estante, estaba demasiado pálida, los labios secos, los ojos hundidos, pero mi voz era muy firme y las enfermeras, previa consulta me dijeron que si quería podía irme, que no tenía que pagar nada puesto que no había habido asistencia alguna en emergencias, agradecí la molestia que se tomaron por mí, y la información, les desee un buen día y una buena guardia. ¡Claro que entendieron el tono en que se los dije! Era obvio mi fastidio, no sé qué pensarían pero yo me llevaba la peor de las impresiones de la atención en emergencias de ese lugar. 

Giré rápidamente y me arrepentí de hacerlo porque sentí que me caía felizmente mi marido ya estaba allí explicándome que se había colado para acompañarme burlando a los vigilantes, y tampoco entendía porque a mí me habían dejado sola sin acompañantes ¡cuando todo el mundo allí tenía al menos un acompañante en ese lugar!

Mientras caminaba lo más rápido que podía hacia la salida le explicaba a mi marido que no me habían atendido, que estaba hecha una furia y que lo único que quería era irme de allí o terminaría tratando a todo el mundo muy despectivamente, y no lo dije en voz baja para nada, no grité, que yo no suelo hacerlo, pero mi voz era perfectamente audible para los que estaban cerca, ambos indignados tomamos un taxi en dirección al hotel, luego de un silencio empezamos hablar de lo maltratados que habíamos sido, en nuestro país en cualquier posta médica te ponen un termómetro en la boca y te toman la presión mientras te preguntan que tienes, por lo menos te sientan en una silla si no te ponen en una camilla, a mi me preguntaron que tenía, un médico conste.

El taxista entonces intervino:
“Señores, permítanme que les cuente que aquí para atenderlo a uno en emergencias tiene que esperar por lo menos seis horas, que la atención es muy mala, en todos lados señora, claro, salvo en las clínicas pero eso cuesta mucho”.

Y siguió contando lo que le había pasado a él, a familiares, amigos, vecinos, que era la queja unánime de los españoles, que los del gobierno claro como a ellos no les pasa ni se enteran, que si habían muchísimas cosas que estaban mal, no solo la economía, y siguió contando sobre su realidad, la tremenda realidad que viven muchos españoles como él de falta de empleos, de despidos, de inseguridad económica, de desazón. 

En una palabra, el pobre hizo su catarsis, y nosotros lo compadecimos, y nos indignamos junto con él o él con nosotros, y despotricamos de todos los gobernantes y autoridades que se sirven de sus cargos en vez de servir en sus cargos.

Fue una experiencia que si no me hubiera pasado a mi no la hubiera creído, fue enriquecedora, es una forma de hacer turismo también, enterarte de la forma de vida, de la comida, del trabajo, del padecer, de las penas, de lo malo, no solo de lo bueno y de lo bonito de un lugar.
Todo enriquece, todo está bien si termina bien, tomé mi protector estomacal, seguí tomando muchos líquidos, gracias a una amable señorita en un restaurante de comida rápida pude conseguir “acuarius”  de la cual nos volvimos adictos literalmente, y también me sirvió un pollito a la plancha con papas sancochadas (que no son patatas hervidas) y ensalada que se comió mi marido claro está y que me hizo reír mucho con la forma de llamarle al estomago descompuesto: “cuando uno está mal de la tripa”.

Todo está bien cuando termina bien.

(me llegó una carta a mi casa en Lima del Hospital Universitario Ramón y Cajal Sección de Facturación el día 15 de noviembre cuando llegamos, 1º Información Afil. Social, decia que el 30 de octubre del presente año había sido yo atendida en dicho hospital en emergencias, qeu como no había presentado los documentos para tener acceso a servicios sanitarios solicitaron el informe en Tesorería General de la Seguridad  Social y a Tarjeta Sanitaria de la comunidad de Madrid, era obvio que no encontrarían nada pues yo me acredité con mi pasaporte, como no está reconocido mi derecho a ser atendida gratuitamente se ven obligados a emitir una factura a mi nombre con los gastos generados, evitaría yo la factura presentando unos documentos citados en los apartes a, b y c de dicha carta, como no podía acogerme a ninguno esperé pacientemente hasta el día de ayer 29 de noviembre que me enviarn dicha factura, como no lo hicieron les envié un correo indicando que había solicitado mi alta voluntaria en emergencias y que me habían dicho las enfermeras que no requería hacer ningún pago, pero que a pesar de eso si hay algún gasto administrativo lo pagaré previa presentación detallada de la factura, claro está. Estoy esperando a ver que me dicen.)

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Esas descomposturas durante los viajes, son espantosas. Además de sentirte mal, pueden amargarte nada menos que un viaje, con todas las expectativas que uno tiene al respecto.

Yo también estuve en El Escorial. Sabías que era la casita de fin de semana de la Reina Isabel? También vacacionaba a veces. Viste el tamaño?
No tenemos nada que envidiarle a Isabel, verdad? Jajajajaja!!!
Famosa la Doña por sus bigotes, dicen que era impresionante el vello sobre los labios que tenía, jajajajajaja!! Bueno y no cuento más nada porque la próxima vez no me dejan entrar!!

Muchas gracias por tu afecto, querida amiga!

BESOTES HERMOSA!!!!!!!!!!!! Mañana, si podés, pasá por mi blog que voy a cocinar!!!!!!!!!!

Miyita dijo...

ajajja Stanley, no tienen nada que envidiarle no señor!!! y si que paso si tu cocinas con mucho gustoooooo
Besitos muchos corazón bello.

Anónimo dijo...

Y ya que vas de turismo,mejor llevarte una boquilla personal,para beber de una forma segura e higiénica.Puedes ver esta invención en http://www.boquillapersonal.es
ya sabes que con el calor se comparten botellas y mejor es no arriesgarse...

Miyita dijo...

Anonimo, jamás comparto las botellas con nadie, ni con mi familia, ni los vasos, ni las copas, ni los cubiertos, ni los platos, les tiro agua hirviendo antes,gracias por el consejo.

Anónimo dijo...

Bueno, imagino que cada uno tiene su experiencia. Yo no he tenido que esperar tanto en urgencia, aunque tbm segun que hospital sea.

Y na, una cosa más, en el Escorial, no llego a vivir la Familia Real, pasaban algunas temporadas.

Un beso cielo

Anónimo dijo...

Me alegro que te haya gustado la receta! Jajajajaja!!!

BESOTES HERMOSA!

RBC dijo...

Miyita lamento lo q te ha pasado, imagino la impotencia q sentirías por el maltrato pues esa es la sensación que he sentido al leerte.

El Escorial es increible, me gusto conocerlo, es imponente y refleja el estatus de la realeza hasta para morir y ser enterrados. Tengo un plato recordatorio de ese imperdible lugar.

Saludos y q estes mejor

Miyita dijo...

Isra, es cierto eso ocurre en cualquier hospital del planeta, siempre se encontrará uno alguien con mala cara, o algún hospital que las cosas no marchan como debiera ser.
Y si fue la experiencia que me tocó vivir y la comparto tal cual la sentimos, el taxista, mi marido y yo.
Gracias corazón bello, besitos muchos.

Miyita dijo...

Stanley, no veas las ganas que tengo de poner manos a la obra en esa recetaaaaaaa. jajajajajjaja

Miyita dijo...

RBC, el Escorial es espectacular ¡si!, impacta. Felizmente corazón, me recupero muy pronto de los malestares, con el transcurso de los días me sentí muy bien del todo.
Besote grande cielooooo

Mundo Animal. dijo...

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♥-MUNDO ANIMAL-♥

"¿por que nuestras mascotas tienen una vida tan corta comparada con la nuestra? Por que ellos no necesitan tiempo para aprender a amar como nosotros, ya nacen sabiendo".

FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO 2011 A TODOS MIS AMIGOSSSSS!

NOS VEMOS DESPUES DE MIS VACACIONESSSS

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Cristian dijo...

Esta bueno tener la chance de conocer y para eso hay que recorrer mucho que es lo que mas me gusta a mi. Desde hace rato tengo ganas de obtener vuelos a lima que me permitan disfrutar de practicar elturismo en ese lugar

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