jueves, 7 de junio de 2007

Una película conmovedora que agarré comenzada

Ayer veía una película que agarre comenzada, se trataba de un hombre mayor (muy mayor) con hijos grandes ya y nietos, que conoce a una mujer también mayor, con hijos, exmarido, examante etc.,y de la cual textualmente refiere que siente que le hace bien, y su vida empieza a cambiar. Todo adquiere sentido, la vida deja de ser monótona y gris, le encuentra otra vez el gustito a caminar por la tarde, tomar un baño, a mirarse al espejo y arreglarse para salir, en pocas palabras, está enamorado nuevamente. Practicamente acaba de enviudar, y si... cuando uno sufre una pérdida es muy común pescar otra como cuando uno recae y vuelve a pescar una gripe, bueno, en el transcurso de la película la hija le reclama por echarse encima una lagartona argentina (es textual ¿eh? no son palabras mías, pertenecen al guión) lo hace por celos, por miedo a lo que desconoce, es nada mas una reacción estúpida frente a algo que no imaginaba (su padre un hombre cercano a los 80 años) el padre se enamoró. La película discurre en calles, plazas, salitas de té, comedores, la casa de uno y de la otra, miradas tiernas, música y bailes de esos pegaditos para bailar en un cuadradito del piso, diálogos chispeantes y llenos de humor, hasta que ocurre lo inevitable: ella muere de una insuficiencia renal. Lo que quería contar acá es la mezcla de emociones que se despertaron en mí al apreciar este film, la ternura que me invadió desde el inicio, el desconsuelo que se apoderaba al ir entendiendo la trama y las circunstancias de los personajes principales incomprendidos por sus respectivas familias que no pueden ni imaginar que personas de tal edad puedan volver a enamorarse y tengan una vida propia que desean vivir a plenitud, como adultos que son, sin tener que dar cuentas de sus actos a ningún pariente por mas cercano que sea. En mas de una oportunidad se me llenaron los ojos de lágrimas y corrió alguna por mi cara sin poderlo evitar (y bueno, también que yo soy lo mas llorona) me sorprendí a mi misma riendo a carcajadas por las ocurrencias de esta pareja divertida, ingeniosa y sobre todo enamorada. El al enterarse fortuitamente de la enfermedad de ella decide cumplirle su sueño, ir a la fontana di trevi en Roma, para que ella recrée la escena donde Marcello Mastroiani y la rubia preciosa que lo acompañaba (disculpen pero no recuerdo ni el nombre de la película ni el nombre de la actriz, que es famosa pero vamos no vi la tal película, baste saber que era una rubia platinada con una delantera impresionante, muy hermosa mujer, maquillada con pestañas postizas, labios rojo fuego y un vestido negro divino). Bueno en la escena la rubia se introduce en la fuente y le declara su amor a Marcello, entonces la pareja de la película decide hacer lo mismo, y repiten exactamente la escena a altas horas de la noche, inclusive él busca un gato blanco (que no resulta tan blanco y que termina costándole 200 euros) hasta la caja de leche para el gato. Muy bien lograda escena, transmiten la atmósfera de ternura y emoción, en la locación de la fuente con la cascáda tras ellos hasta que un guardia los sorprende y acaban riendo a carcajadas porque saben que serán arrestados. Divina escena, emotiva hasta las lágrimas, pero a la vez tan llena de alegría. Es así toda la película, una siente que el corazón se le oprime en el pecho, el nudo en la garganta, y al rato suelta la carcajada de buena gana por el diálogo de los actores. En un momento dado me llegué a preguntar si alguna vez un amor así puede ser real, no...vamos Miyita eso sólo pasa en las películas, pero saben...que lindo sería enamorarse de esa manera, suspiro...soy una romántica incurable pero gracias a nuestro inventadísimo Dios, se me pasa muy rápido y dura lo que la película (¿o no?).

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