viernes, 4 de febrero de 2011

VENECIA SIN TI...PERO CONMIGO


En el yate que nos traslada a Venecia pillada infraganti matandome de risa cuando no

Amaneció ese 4 de noviembre del año pasado húmedo, frio, con el sol tras las nubes lo cual nos hacía pensar que sería un día de esos lleno de sol en el otoño italiano.

 Desde el yate
Estábamos en un hotel que no quiero ni recordar el nombre y te diré el porqué querido y paciente lector, tuve que cambiar de habitación (para variar) por la alfombra y lo poco ventilado del lugar, en la habitación que amanecimos que es bastante amplia, con una cama grande, sabanas limpias, mullidas almohadas, pesadas cortinas, que dan a una ventana que abrí de par en par para respirar la humedad muy parecida a la de Lima (no estamos en las islas de Venecia, sino en un lugar cercano) y dos arañotas grandotas con unos ojazos que me miraban y esa mirada extraña que me turbaba, nada de besos robados con la araña ¡no señor! Ya decía yo que se me había activado la alarma arañil, (mi madre siempre decía que yo tenía una alarma incorporada anti arañas dentro y que era de fiar) así que sin pensarlo dos veces las desaparecí de este mundo cruel, pero la alarma seguía activada…



 Desde el yate...

Busque, por la habitación, y mi marido quieto me seguía con la mirada, fui directo a los pesados cortinajes y volteé el derecho ¡allí está! ¡Saz! Ya no está.  Pero seguí buscando por si acaso, porque el tamaño de las tales arañas era muy parecido al de una cucaracha y no estaba para sorpresas ni ojazos salvo los de algún guapo italiano. 










Tras la lámpara me encuentro con un insecto extraño, en mi vida había visto algo semejante, llamé a mi marido y le señalé el “coso” ese, claro el tampoco había visto algo igual en su vida, tan grande como una moneda de 20 céntimos de sol, parecía hexagonal, color “insecto” (algún tono amarronado) ¿patas? 






Parecen estar debajo de su cuerpo me dice mi marido, pero no va a preguntarle su nombre ni su dirección así que con un gesto me pide la zapatilla que tengo en la mano, graciosamente con una venia le cedo el honor de despacharse al bicho (pobrecito la verdad, a mi me da pena matarlos, siempre que puedo los boto del lugar pero no sabíamos que era, ni que hacía, la duda en este caso no favorecerá al reo) ¡Saz! Fin del OINI (objeto ¿insectívoro? No identificado) 





Estaba tentada de llevarles los cadáveres a recepción diciéndoles “no gracias, pero no queremos mascotas en nuestra habitación” pero la carita de preocupación de nuestro guía José Antonio cada que llegamos a un hotel cuando me da las llaves de la habitación diciéndome “ojala que todo esté bien” me detuvo, no voy a causarle más preocupaciones al pobrecito, ya tiene bastante con hacerla de niñera de los que se sientan al fondo del bus, arman cada despelote, se quejan de todo, se rompen la pata por ir ebrios, se caen de las escaleras por ídem, gritan por ídem (o sanitos también gritan) ¡en fin!.





Es mi cumpleaños, y tengo el mejor regalo de cumpleaños que hubiera soñado jamás, pasarlo en Venecia, en un día lleno de sol, con mi marido, que se portó ¿eh? 























Mira tú si se portó, almuerzo en un bello restaurante, collar y aretes haciendo juego (divinos) buena conversación, inmejorable compañía ¿qué más podía pedir? El helado que comí en Florencia… eso solo me faltaba (¡júas! Si soy el colmo de los colmos ¿no? Fue realmente uno de esos días que todo es perfecto, la luz, las aves, el cielo, el agua, no hubo inundación, el día anterior aún había agua en toda Venecia y las tarimas estaban puestas por si acaso, durante nuestro paseo por la ciudad una ceremonia de conmemoración de la segunda guerra mundial, redondito el día)

2 comentarios:

Rita dijo...

Hermoso regalo de cumple, ver Venezia y ya puedes morir, yo la he visitado muchas veces (tengo familia allí y es fácil) pero cada vez que voy le encuentro un encanto nuevo, me fascina, me alegra que te haya gustado, preciosas las fotos, besos

Miyita dijo...

Rita gracias por tu comentario, realmente una bella ciudad, y es que realmente quien no se enamora de Venezia no existe así de simple. Besitos muchos.

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