lunes, 15 de marzo de 2010

Componer un corazón roto...o Un sábado diferente




Aún no se cómo empezar esta entrada, querido lector seguramente estarás pensado que por donde más sino por el principio. 
Pero  cuál es el principio. Es acaso el momento donde bajamos mi marido y yo de la camioneta y oímos el grito de nuestra “sobrina” Narda que a él le sonó la lo de siempre: engreimiento, malacrianza, a mí: desesperación y angustia. 
El principio es entonces cuando supimos de la primera bofetada que le dio Juan a Rosaura (padres de Narda y Juancito), ¿cuál es el principio? No es este sábado, no es ahora que veo a Rosaura desmayada en su cama, tan pálida, tan indefensa ahora. 

Rosaura fue secretaria, estaba en el departamento de ventas de una gran empresa de pinturas, trataba con verdaderos energúmenos machistas que la miraban desde su inconmensurable altura masculina, pero esta mujer no solo los miraba de igual a igual a los ojos sino que los trataba de igual a igual y a veces los reducía al nivel donde debían estar, con la fuerza de su carácter y su inteligencia. ¿Dónde está esa Rosaura ahora? 

Tengo su mano tomada, está helada y en la habitación hace calor, la llamo por su nombre y de pronto entre abre los ojos, me reconoce –Voy a morirme Miyita, quiero morirme, no aguanto más mi corazón no da más va a estallar, mi cabeza me duele mucho, mucho, demasiado-

Su voz es un susurro, sus ojos grandes que casi no me miran. El pulso está acelerado, las manos heladas, empieza a hormiguear los labios y el hormigueo sube por su rostro, y su cabeza va a estallar. Pregunto si se golpeo al desmayarse a su sobrino Patricio, no hubo golpes. 

Juan entra a la habitación y mientras Carla su cuñada y Narda le dan dos paracetamoles a Rosaura para el dolor de cabeza con mucha dificultad lo escucho diciéndome que está así porque los nervios la traicionaron que si su carácter si la dieta.
Claro, discúlpate, ahora caigo, tu tuviste la culpa ¿no? No se lo digo pero seguro lo ve en mis ojos. 
Le digo cortando su discurso que llame a una ambulancia, estoy segura que le subió la presión y no se a cuanto, ella es de presión baja, no me gusta nada el hormigueo de su cara, percibo un tufillo a alcohol en Juan, no parece haber tomado mucho pero seguro dará positivo en un examen de alcolemia así que me ofrezco a llevarla en nuestra camioneta. 
Estoy allí disponiendo de una persona que tiene marido, un hijo mayor de edad y una hija de 13 años que perfectamente pueden mandarme por un tubo por entrometida, su cuñada está a mi lado diciendo que ella nos seguirá llevando a Juan en su auto. 

El médico nos informa que es solo una reacción al mal momento que vivió efectivamente se le había subido mucho la presión pero ya está controlada, le darán un ansiolítico, algo para el fuerte dolor de cabeza y la contractura muscular que tiene y luego podremos llevárnosla. 
El médico nos dice que Rosaura no quiere que su marido se acerque a ella.

Narda conversa con mi marido afuera a la entrada de emergencias del hospital, una noche fresca en el Callao, un cielo oscuro con pocas estrellas, alumbrado por la luz de los aviones que despegan y llegan, estamos muy cerca del aeropuerto. 
Su expresión está cambiada, sus ojos miran diferente, ya no está la niñita con la que jugaba a la cocinita, o le enseñaba a hacer pulseras, y como agarrar un alicate. 
Nos trata de tíos porque nos conoce de toda su vida, nos va contando como su madre se desmayó después de la fuerte discusión que sostuvo con su padre al descubrir unos mensajes en su celular –Tiene otra mujer, una que trabaja con él, una chica de veintidós años, ¡veintidos años! Mi padre tiene cincuenta y siete, se metió con una mocosa-
En un momento pensé que los ojos se le llenaban de lágrimas, pero no, siguió contando, mortificada por la situación pero tranquila, su padre hizo mal pero no puede juzgarlo, ahora él debe arreglar las cosas con su madre, por el momento ella iba a hacerse cargo de su mamá, y cuando su hermano llegara de tocar en Chorrillos (otro distrito de Lima) conversaría con él para contarle y ver de cuidar a su mamá entre ambos porque su papá, por lo menos por ahora no es recomendable que siga en la casa.
Mi marido y yo no podemos dormir, lo siento a él caminar por la habitación, yo acá en el escritorio mirando la escalera, lo veo aparecer. 
Una de las ventanas de nuestro escritorio da a la escalera, él se asoma por ella, sonríe y me pregunta que se hace en esos casos, le respondo lo mismo que conversamos hace tantos años que ni me acuerdo cuantos fueron. 
Cuando la pareja tiene problemas, o cuando la presión es muy fuerte en el trabajo, podemos confundir las emociones, y nuestro compañero de oficina se convierte en algo más, por eso es tan necesario tener los pies firmes en la tierra. 
Saber quién eres, como eres, cuáles son tus lados flacos, y tus fortalezas, y por sobre todo estar atentos.
-Nadie está libre de sentirse atraído por otra persona estando en pareja, lo que hace la diferencia es tu accionar. 
A la primera que sientes que te estás sintiendo muy atraído detente, da media vuelta y sal corriendo de allí, huye lo más lejos que puedas y ve a buscarme, eso me dijiste, luego tendríamos que conversar mucho, replantear la pareja, no lo olvido Miyita- 
Sonreímos, con un movimiento de cabeza me invita a subir. 

Nadie dice que sea fácil, pero al igual que la vocación por la felicidad, existe la vocación por estar en pareja. 
Parte del conocimiento individual y mutuo, del perdón, de la confianza, de la honestidad, del propósito de no volver a cometer errores que separen a la pareja, eso dice mi marido, después de tantas cosas que pasamos  juntos y separados. 
Estamos aprendiendo en cabeza ajena, cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar. 
Mi marido dice que no me sacaron volando de la casa porque estaban en shock.

Me pregunto…como componer un corazón roto, no lo sé, a lo mejor uno que está solamente rajado se pueda arreglar, sospecho que uno verdaderamente roto no tiene arreglo.

4 comentarios:

Gary Rivera dijo...

que dificil caso, el de mi familia fue asi. Mi madre cometio la torpeza de tapar a mi viejo para "protegernos" y soporto años la presencia de alguien que no la queria, para desgracia de ella, nosotros (mi hermana y yo) nos enteramos por otros medios en momentos diferentes y tambien lo ocultamos para "proteger" a mi madre.
Con buenas intenciones hicimos un nudo de mentiras que termino por lastimarnos a todos.
Heridas que en mi caso tomaron casi 12 años en cicatrizar.
Yo, eso si lo tengo claro, no perdono una infidelidad, aunque me muera de dolor no lo perdonaria.

Miyita dijo...

Gary debe ser tremendamente dura una situación así, tanto dolor soportado por tanto tiempo...
Yo podría entender que en un momento de tensión y confusión emocional mira, ya vez que los mas sacavuelteros son los que están metidos en profesiones con alto nivel de estres?, es lógico! la gente confunde los sentimientos y las emociones, terminamos por creer que es amor esa adrenalina que corre por nuestras venas. Puede llegar a uno en cualquier momento de nuestra vida una persona que nos mueva el piso por completo, pero para eso hay que tener en cuenta nuestras prioridades y créeme, salir disparado a buscar a nuestra pareja, hablar con ella y decirle: no se que rayos me pasa con fulanito/a de tal, algo tenemos que no está funcionando, recompongamos la pareja.
Si seguimos con el metejón ese y dejamos que nos arrastre ¡ah, pues! piña, aguantate el puntapie que te dará tu pareja ni bien se entere porque eso mereces por tu falta de lealtad. ¿Sabes que no aguantaría yo? mira bien limeña resulté: el escándalo.
Puedo perdonar el pecado a lo mejor, quien sabe, pero el escándalo jamás.

Anónimo dijo...

Que complicada situación. No se, cuando uno esta casado y quiera a la otra persona, el liarse con una tercera no lo llego a comprender, porque si buscas fuera lo que te falta, es que tienes algun problemas más de los que creias... no me parece bien, como tampoco ocultarlo ni nada... El perdón es dificil en estas situaciones poque siempre va a estar ahí la duda de volver a pasarlo, pero antes de nada, ella se tiene que recuperar y despues pensar que hacer.

Un beso cielo

Miyita dijo...

Alex pues sí, dificilísima la tiene mi amiga. Tampoco entiendo como tú el ocultar un hecho así, creo que la cosa acá pasa por el machismo por un lado, por la "pitopausia" por otro, y por la ceguera, esta última de mi amiga porque no creo que uno no sabe con quien se casa, sostengo que uno sabe perfectamente de la pata que cojea su gente y no lo quiere admitir o supone que se "le pasará" o que michis supondrán no se pero también a lo mejor va por allí. Lo que no entiendo, sinceramente no me termina de entrar en la testa, es como puede uno vivir y soportar estas situaciones por tiempo indefinido. Un besote corazón.

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