jueves, 26 de abril de 2007

Cuento: Un arete, los pañales y un avión focker perdido

Corría el mes de diciembre de 1987, un año cálido, y haciendo memoria desde el año pasado que lo era. Recuerdo cuando preguntaba al resto de la gente si hacía tanto calor o es que mi panza de embarazada me lo hacía sentir así, pero no, hubiera sido un consuelo; hacía un calor que podías freír un huevo en la vereda. Estábamos en diciembre y por lo visto este verano sería exactamente igual de caluroso que el anterior. En la tv el avance noticioso, en mi cuarto el planchador y sobre este los pañales del bebé de 11 meses placidamente dormido en su cunita. ¿Por qué plancho pañales en pleno 1987? Simple: dermatitis de pañal. Mi hijo al salir de la clínica tenía una escaldadura feroz, toda la familia y amigos dio consejos, desde botar todos los desechables hasta dejarlo sin ninguno, nada daba resultado hasta que mi padre apareció con un frasco grande de vaselina y lo untó como a pan con mantequilla de comercial de tv. Santo remedio, a las pocas semanas ya no había ni rastro de escaldaduras pero luego de 5 meses de sufrimientos decidí no correr riesgos y lo dejé con los 48 pañales y 50 gasas que había comprado (ni loca tirarlos al tacho ¿no?, además la que los lavaba era la lavadora). Bajé el volumen de la tv al mínimo, como madre de niño de 11 meses no tenía tiempo ni para respirar, sin nana ni familiar confiable para cuidarlo, procuraba utilizar sus momentos de sueño para mi beneficio personal. Hago meditación desde los 14 años de edad así que me es muy fácil concentrarme en algo blanco, que más que los pañales. Solo debes concentrarte en tu respiración, luego sacar de tu mente todo pensamiento y dejarla en blanco, estaba en eso cuando siento-veo algo sobre mi lado izquierdo, dirección oeste, oscuridad y frió, angustia, miedo extremo, lucha, sofoco…¡asfixia!, alguien se está ahogando, lucha desesperadamente por respirar el aire que no llega a sus pulmones, la horrible sensación-visión empieza a ceder, y abre paso a una de abandono, ya no mas lucha. Luego un hombre de cabellos africanos y un arete de oro en la oreja, su expresión es de asombro, la luz es pobre en donde está o yo estoy viéndolo todo en color gris, las ventanas muy chicas y de lunas muy gruesas, las luces ¿se apagan? O es que yo veo mal, pero ¿dónde está el picaporte de la ventana? Ahora no hay nada, o no veo nada, la oscuridad casi total, siento cansancio, mucho cansancio, frío, intenso frío, ya no quiero luchar, aunque de eso dependa mi vida, no tengo mas fuerzas.
De pronto la voz de mi marido me saca de ese estado, me pregunta que hago con la plancha en la mano, me la quita y la coloca sobre el planchador. – Está dando ya el noticiario mira, dicen que el focker del Alianza Lima no se ha reportado. ¿Te acuerdas del chato? El va en ese avión, los barristas también están en ese avión y con las tormentas que hay seguro por eso lo del retraso.
Como si fuera un buzo que emerge de las profundidades y sale a tomar aire, exactamente así me siento pero no entiendo que me pasó. Empiezo a contarle a mi marido lo que me acaba de suceder, y claro está el me mira con la boca abierta pensando si ya me volví del todo loca.
-Te digo, que alguien o “alguienes” no pueden respirar, hay alguien que se está muriendo, siento la muerte muy cerca, ese hombre negro ¿quién es? Nunca en mi vida lo vi antes-
Mi pobre marido piensa si no será que tengo depresión post parto, fiebre, pues no, simplemente me volví loca en serio.
A la mañana siguiente seguía con la sensación de lucha, de aferrarse a la vida, ¿cómo puede sentir uno eso, si jamás estuvo a punto de morir?, realmente me estoy volviendo loca. Luego de unos días mi marido llega de la oficina y me pregunta si vi la tv hoy, cosa que habitualmente no hago salvo alguno que otro programa prefiero oír la radio y claro con el niño al lado mas las labores de casa es imposible hacer algo mas. Enciende la radio en la emisora de noticias y me pide que guarde silencio que no diga nada hasta que termine lo que él venía oyendo en la radio del auto.
(RPP-SUCESOS) Viernes 08 de Diciembre de 1987. El Avión Fokker AE-560 de la Marina del Perú en vuelo Pucallpa-Lima cayó al mar frente a Ventanilla llevándose la alegría de un pueblo que hasta hoy llora.
"-Prosiga. -Tengo indicación del tren de nariz sin seguro, pasaré sobre el campo… -Correcto, me informan que los trenes están abajo"... Tras pausa, indican de la nave una segunda pasada, la torre ordena nuevamente a la Unidad de Rescate observar el tren desde tierra... El Fokker volaba sobre el mar de sur a norte... Era su ultima vez, se preparaba para otro paso rasante... Llaman para confirmar el paso y les responden afirmativamente... Tres minutos después: ¿confirma si mantiene contacto con el terreno?... ¿escucha?… ¿escucha?… ¿escucha?… Silencio sepulcral como respuesta… 20 horas 14 minutos.
Para RPP un momento informativamente difícil, se transmitía fútbol… Jorge Vallejos, reportero destacado en el aeropuerto recibe la noticia y tras avisar por internos la desaparición del Fokker sube a Torre. Avisamos a “Mihua” en la caseta del Nacional, nos pide calma primero, luego grita nervioso como todos, ¡averigüen bien!… Nada se pudo ni podíamos hacer… 20:47, desde el Aeropuerto se da la infausta noticia de la desaparición de la nave que enluto al país.
En este trágico accidente perecieron 16 integrantes del primer equipo de Alianza Lima y gran parte de ellos a decir de muchos, el futuro del fútbol peruano. Seis miembros del cuerpo técnico, cuatro auxiliares, ocho integrantes de la barra, tres árbitros y seis tripulantes también perdieron la vida… !EL PUEBLO JAMÁS LOS OLVIDARA!...
Marcos Calderón Medrano, José Manuel “caico” Gonzales Ganoza, Daniel Reyes, Johnny Watson, Braulio Tejada, Cesar Sussoni, Tomás Lorenzo “pechito” Farfán, José Mendoza, Gino Peña, Aldo Chamochumbi, Carlos Bustamante, Milton Cavero, Alfredo Tomássini, Luis Antonio Escobar, Ignacio Garretón, José Casanova, William León, Andrés Eche Chunga, Rolando Gálvez, Washington Gómez, Orestes Suárez.

-Dime como, lo que me narraste ayer, las ventanillas, el hombre del arete en la oreja, la oscuridad, el frió… ¿Cómo, no entiendo como viste eso, como imaginaste eso?
Ni yo misma lo sabía. No me gusta el fútbol, solo veo los partidos de la selección y eso porque mi marido los quiere ver, no conozco de los jugadores ni la punta de la nariz, ni siquiera tengo un equipo de fútbol al que admire; así mal puedo saber de cómo era la cara de Caico Gonzales, el del arete en la oreja, él estaba imponiendo la moda en Perú de los hombres con aretes en la oreja.
-¡No lo se! ¡No lo se! Como puedo saberlo, no tengo ni la menor idea, sé que puedo saber cuando me llamas por teléfono antes de contestarlo, sé cuando estas por llegar a la casa antes de que toques o abras la puerta, sé que te puedo encontrar en algún lugar de Lima sin ponernos de acuerdo pero esto, ¿cómo puedo saber como supe eso?-
Lo que sí le aseguré a mi marido es que alguien aún estaba con vida. Y así fue, al poco tiempo encontraron al piloto. Lo que ocurrió después no quise saberlo, no escuché radio ni vi tv en varios días.
Meses después cuando tomábamos desayuno una mañana, anunciaron por la radio que había una avioneta perdida en la selva, mi marido me miró y yo empecé a meditar.
-No te preocupes, están todos vivos, seguramente están heridos pero no es una zona de selva muy cerrada, los van a encontrar.-
Mi marido ya no me mira con cara de incredulidad, mas cuando mis pronósticos son acertados, a los días los encontraron en un claro de la selva, todos a salvo.





2 comentarios:

lauruguacha dijo...

¡Guau, Miyita!

Miyita dijo...

Miga disculpa la demora en responderte pero resulta que el recuadro de comentarios no aparecía jamás y yo esperaba y esperaba hasta que me cansé y les envié un reporte de averias a los de blog... por fin me oyeronnnnnnnn
Un abrazote y que bueno que te gustó mi cuentito (¡Michifuza! recien me doy cuenta que el recuadro sale en portuges, ¡plot!)

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